La intranquilidad por el bienestar humano y mundial es cada vez más evidente, la preocupación social por los efectos negativos que nuestras acciones provocan en el medio ambiente es cada vez un tema de mayor relevancia. Esta preocupación se manifiesta desde diversos ámbitos: en la medicina, en la alimentación, en la agricultura, en las psicoterapias, en la educación y posupuesto en la arquitectura, que ha encontrado argumentos para ofrecer construcciones que sean sostenibles; es la denominada arquitectura ecológica.
La arquitectura ecológica es aquella que programa, proyecta, realiza, utiliza, demole, recicla y construye edificios sostenibles para el hombre y el medio ambiente. Los edificios se emplazan localmente y buscan la optimización en el uso de materiales y energía, lo que tiene grandes ventajas medio ambientales y económicas.
Esta nueva tendencia de la arquitectura se sustenta en principios naturales en donde las edificaciones forman parte de los ecosistemas en donde éstas se hallan inmersas. Esta arquitectura orgánica aprovecha los recursos locales disponibles, en especial aquellos materiales autóctonos como la tierra, la madera, las fibras vegetales o los desechos agrícolas, entre muchos otros, lo que, adicionalmente, la convierte en un tipo de arquitectura de bajo coste. Además busca que sea lo menos dañina posible y la generación del menor impacto posible en el área de actuación preservando, en la manera de lo posible, el entorno Natural existente.
En muchas de nuestras ciudades españolas se proyectan y desarrollan construcciones sostenibles, con una estética que no deja a nadie indiferente, impulsadas en su mayoría por generosas subvenciones de la Administración: Viviendas de Protección Oficial, edificios públicos o construcciones para grandes eventos, además las ferias de sostenibilidad ya son asiduas en toda España, con el ánimo de fomentar la cosntrucción responsable.
Al edificar una vivienda ecológica resulta fundamental una elección adecuada de los materiales que han de emplearse. Con el fin de lograr un impacto mínimo en el entorno natural hay que tener en cuenta la duración de éstos, así como su disposición a ser reciclados o reutilizados en el futuro. Especialmente importante es evitar que en el aislamiento térmico sean utilizados HCFC u otras sustancias dañinas para la salud y para el medio ambiente, como el plomo (antiguamente usado en las tuberías) o el amianto. Otro aspecto importarte es el coste medioambiental que tenga tanto la elaboración de esos productos, así como su transporte a la obra, por lo que es conveniente procurar que se fabriquen lo más cerca posible de ésta. No hay que ser un experto pero si es recomendable hacer algún máster de emprendedores tampoco estaría demás.
Hay diversos biomateriales que pueden ser utilizados en la estructura de la vivienda. Uno muy habitual es, por supuesto, la madera, un matusado desde tiempo inmemorial que además es un buen aislante y proporciona un aspecto a la vivienda muy atractivo. También resulta frecuente el uso de adobe, una masa de barro que a veces se mezcla con paja y se pone a secar al aire libre. La llamada “Tierra en Tapial” consiste en la compactación de tierra mediante un enconfrado, mientras que el Bioblock es un material realizado en arcilla natural, diseñado para lograr una alta resistencia a la compresión y ser un buen aislante.
En el aislamiento, es fundamental mejorarlo tanto en el acristalamiento como en las paredes y estructura del edificio. De esta forma se reducirá el consumo energético al preservar mejor el calor en invierno y el ambiente fresco en verano, con el consiguiente ahorro en el consumo eléctrico de los aparatos de aire acondicionado. En climas cálidos es conveniente el uso de paredes y techos más gruesos para impedir el calentamiento del interior de la vivienda, los materiales más eficaces y empleados son el corcho, el cáñamo y el lino, en lo relacionado con la pintura, en los últimos años han comenzado a proliferar en el mercado diferentes tipos de pinturas ecológicas en cuya mezcla no se empleen materiales tóxicos y dañinos para el medio ambiente como los metales pesados.
Si fundamentales son los materiales con los que se trabaja, más importante es el diseño de las edificaciones, la orientación de su fachada y del techo aseguran la máxima disponibilidad de la luz natural y optimizan el uso de fuentes renovables de energía, especialmente la energía solar, tanto para la producción de electricidad como para obtener agua caliente. Si bien en este último caso existe otra opción, el empleo de la energía geotérmica. Estas medidas, no tan difíciles de aplicar, suponen un considerable ahorro energético que el paso del tiempo irá rentabilizando.
