La Incontinencia Urinaria es definida según la International Continence Society (ICS) como “queja o molestia derivada de cualquier escape involuntario de orina”. Hace más de una década que se viene investigando la relación entre ejercicio físico-deportivo y la lesividad sobre el suelo pélvico por el aumento de la presión intrabdominal en mujeres atletas provocando la incontinencia urinaria, la fisiotapatología de la Incontinencia de esfuerzo se debe a que este mismo esfuerzo aumenta la presión en el interior del abdomen y ésta se transmite a la vejiga, dando lugar a que la presión dentro de la vejiga sea superior a la uretra. Si ocurre esto en condiciones normales los sistemas de contención funcionales serán capaces de contrarrestrar este aumento de presión vesical, pero cuando existe un debilitamiento este control no será eficaz. Las repetidas acciones de presión afectan a corto, medio o largo plazo a las estructuras de sujeción pasivas del suelo pélvico pudiendo ocasionar pérdidas en momentos puntuales de esfuerzo como correr, saltar, reír, toser, estornudar, levantar pesos o similares..
Alrededor de un 15% de corredoras jóvenes, entre 25 y 35 años, padecen el problema, pero según el Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI) existen remedios curativos y paliativos, métodos como la electroestimulación, biofeedback, ejercicios de anteversión y retroversión, protocolos de Kegel, conos vaginales, bolas chinas y absorbentes en relación a la pérdida y a la anatomía (rectangulares, anatómicos, elásticos, con diversos sistemas de fijación, con arreglo al diámetro de la cintura o de la cadera), aportan seguridad, confianza y garantizan la tranquilidad de la deportista, que elimina de su mente la preocupación que supone el escape, tanto a nivel estético como la presumible influencia en su rendimiento, hasta el extremo, que muchas de ellas después de resolver el problema, continúan utilizando el absorbente.
Para prevenir el problema de la incontinencia urinaria en el deporte hace falta información a un doble nivel, por una parte, a deportistas acerca de la anatomía pelviperineal y de la necesidad de potenciar la musculatura del suelo pélvico para que responda satisfactoriamente a situaciones de esfuerzo y, por otra, a los entrenadores para que introduzcan en los programas de entrenamiento ejercicios dirigidos a la musculatura perineal.