Muchos de los marroquíes que viajaban a España en busca de un futuro mejor se estrellan con la realidad, lo que les da como resultado la vuelta a su país de origen. El paro, la subida de impuestos y los recortes en general han inclinado la balanza hacia un Marruecos pobre, pero donde al menos necesidades básicas como los alimentos o el alquiler pueden ser cubiertas. Aunque no se puede obviar el hecho de que allí cuentan con la ayuda de sus familiares y amigos, que estos que regresan siguen siendo una pequeña minoría y que la tierra tira mucho.
A partir de la crisis muchos estuvieron buscando sin éxito trabajo por 7 años, sin embargo a raíz de los resultados decidieron regresar y montar sus propios negocios de micromercado. Antes de la crisis, los marroquíes mantenían con sus sueldos de España a sus familiares que residían en Marruecos. Ahora hay algunos casos, aunque pocos, en los que sucede precisamente lo contrario.
Por ejemplo para el 2001 muchos marroquíes encontraron trabajo, principalmente en la construcción como empleadas del hogar, manteniendo una vida digna, con sueldos con los que llevaban una vida cómoda, sin embargo hace tres años muchos quedaron en paro.
Sin embargo, las cosas en Marruecos tampoco fueron como ellos esperaban. «Mis nietos no se adaptaron a la vida aquí, tan diferente a la de España. Ellos ya se sentían españoles, y tenían muchas dificultades para seguir las clases en árabe del colegio», cuenta el abuelo.
Al pasear por el zoco de la medina se escuchan frases procedentes de los comerciantes: «España banca rota» o «Vaya con la crisis». Todos ellos dicen tener familiares o amigos que viajaron a España y han vuelto al no poder superar las dificultades. Y no solo eso, sino que muchos de ellos cuentan que hay regiones marroquíes que están llenas de trabajadores españoles que se han instalado en Marruecos.
Para muchos de los hijos de marroquíes (nacidos ya en España) volver no es una opción, como dice Samir, que nació en Casablanca y en seguida vino a vivir a un pueblo de la sierra madrileña junto al resto de su familia. «Iré de vacaciones, pero a instalarme allí no creo. Mis amigos, mi vida, todo está aquí»