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La autogestión y el aprovechamiento eficaz de los recursos existentes son las bases del nacimiento de las ciudades inteligentes.

El siglo XXI viene marcado por la era de lo 'smart' o inteligente, si traducimos al español. La idea es conseguir que, aprovechando los escasos recursos naturales con los que contamos, las ciudades puedan autoabastecerse siendo capaces de gestionar su consumo energético gracias a las nuevas tecnologías y a la comunicación, sin destrozar el entorno.

Ejemplos de este tipo de smart cities tenemos a lo largo y ancho del mundo. Sin irnos más lejos, en Barcelona se realizan pruebas con farolas inteligentes, que se apagan y encienden según la necesidad, o incluso se utilizan sistemas de riego conectados con la estación meteorológica y se activa únicamente cuando las condiciones de clima y humedad lo hacen necesario. La Isla de Bornholm, en Dinamarca, se abastece con energía eólica y apaga o enciende equipos de los usuarios en función de su demanda de energía. En la coreana Songdo se ha reducido un 20% el uso de cemento gracias a un nuevo hormigón con un alto contenido en cenizas volantes, en Amsterdam los barcos son eléctricos, para evitar el consumo excesivo de combustible, y en destinos como Estambul se utilizan los dispositivos de los móviles para planificar el transporte público.

Todas estas iniciativas tienen un objetivo común que es hacer más fácil la vida a los ciudadanos, haciendo un uso responsable de los recursos que tienen a su alcance sin contaminar el medio ambiente, apostando por una gestión sostenible. Las grandes metrópolis demandan soluciones energéticas inteligentes o smart grids. Dado que la población no hace más que crecer y las fuentes de energía son limitadas, lo único que podemos hacer es administrar bien las que tenemos. Y eso ya es posible. ¿Cómo? Uniendo electricidad y telecomunicaciones. Es decir, incorporando redes de gestión de datos a la red eléctrica tradicional. Utilizando estas medidas, se minimizarían los apagones y se canalizaría la energía para ser distribuida allá donde se necesite en cualquier punto del mundo.

Por todo ello, no es de extrañar que cada vez surjan más estudios relacionados con estas necesidades de sostenibilidad y optimización de los recursos energéticos, siendo necesaria la presencia de expertos en telemática, ingeniería informática, telecomunicaciones y electricidad. Una apuesta segura para profesionales arriesgados con un perfil innovador.