Las crisis no solamente son problemáticas, también crean oportunidades y hay empresas que saben aprovechar una oportunidad importante: si la economía española entra en una fase de crecimiento mucho más baja que en los últimos años, el estar internacionalizado vía exportaciones o inversión en el exterior, constituye un colchón, una manera de diversificar geográficamente, el comercio exterior toma relevancia en la estrategia empresarial.
Si una empresa quiere abrirse al mercado internacional Internet es la clave para lograrlo, los servicios en Internet no poseen barreras geográficas, en la Red encontramos todo lo que necesitamos y además está a nuestra disposición las 24 horas del día, así que podemos pensar que Internet es el futuro.
Nos encontramos ante una transformación del mercado en la que la definición de una verdadera estrategia global pasa por ofrecer productos y servicios adaptados al mercado multilingüe, no solo las grandes multinacionales, sino también a las pymes necesitan adaptar la definición de los contenidos digitales en la web, el intercambio de información con el cliente y los contenidos multimedia, necesitando los servicios de traducción de profesionales que sepan adaptar los contenidos y vigilar las normas, garantizando el éxito del servicio y evitando pérdidas de contactos que pueden traducirse en pérdidas económicas.
Si bien el inglés es la lengua comercial mundial, otras lenguas se utilizan ampliamente como lenguas vehiculares, en particular las principales lenguas europeas, como la alemana y la francesa, también cada vez más, otras lenguas del mundo como el mandarín, el árabe y el ruso se utilizan como efecto de la globalización. Aunque estas últimas se ven poco fortalecidas en cuanto a su utilización en las empresas españolas debido a la escasa presencia de estas en países como China, India, Rusia, mercados emergentes muy dinámicos en los últimos años y con unas expectativas de crecimiento futuro muy elevadas.
Los llamados países emergentes, sobre todo los asiáticos crecen a mayor ritmo y son los que están más integrados en la economía mundial. La presencia de sus multinacionales seguirá creciendo también al compás de sus economías. China está siendo muy agresiva para mantener su tasa de crecimiento mediante un estímulo fiscal muy importante, en el que las infraestructuras tendrán mucho peso, por lo que las empresas españolas de ese sector deberían posicionarse allí. India también va a seguir creciendo y Brasil, aunque ha resultado afectado, parece que cuenta con la dinámica de un mercado interno que sigue robusto y es posible que también siga creciendo. Luego está EEUU, que es la primera economía que ha entrado en recesión y, por su flexibilidad, es posible que sea la primera en salir de la crisis. Por tanto, para la empresa española posicionarse en EEUU en estos momentos tiene muchas cosas favorables: los precios de los activos son muy bajos; el euro sigue siendo fuerte, aunque ha caído un poco con respecto al dólar; y la economía americana seguramente sea una de las primeras en recuperarse. Invertir ahora en EEUU tiene sentido. En general, hay que posicionarse en mercados que sabemos que van a ser de alto crecimiento mirando hacia el futuro.
Sin embargo, el idioma, representa también aquí, un escollo importante, España está en desventaja frente a otros países como Gran Bretaña, Alemania, Suecia, etc., que llevan muchos años de ventaja formando a gente para que conozcan bien esos países y hablen sus idiomas. Aunque cada vez hay más gente preparada, las empresas a corto plazo tendrán que traer ejecutivos de fuera y, a largo plazo, tendrán que recurrir a programas de formación interna para atraer a directivos jóvenes, formarlos, rotarlos e ir creando cuadros directivos.
En España, la universidad no produce este tipo de gente, así que las empresas tienen que tomar la iniciativa, sobre todo las más grandes. Lo anteriormente descrito nos lleva a reflexionar sobre el papel de las universidades en respuesta a las necesidades sociales que lleva consigo este nuevo marco de internacionalización de la empresa española. Sin duda podríamos resumir la cuestión señalando que las universidades deben pensar en términos internacionales, fomentar iniciativas y cambios que les permitan responder a las necesidades de las empresas españolas de ámbito internacional.
