Desde el estallido de la crisis, los expertos en economía de grandes y pequeñas empresas han coincidido en que para que una empresa renazca de sus cenizas cual Ave Fénix es necesario dar un paso adelante en cuestión de organización y planteamiento empresarial; de ahí que la gran mayoría de las empresas han apostado por la internacionalización como válvula de escape al trillado mercado nacional.
El ICEX por poner un ejemplo, facilita el acceso a financiación para internacionalización a través de diversos convenios. Destaca el acuerdo con CERSA, que permite obtener financiar a empresas que necesiten el aval de una SGR. Por otra parte, el ICO (Instituto de Crédito Oficial), puso en marcha dos líneas específicas para la internacionalización que pueden gestionarse a través de bancos o cajas. El CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) ofrece financiación a proyectos de innovación tecnológica, ayudas para tecnología y subvenciones para proyectos de desarrollo tecnológico I+D+I en pequeñas y grandes empresas. Por otra parte, el Fondo para la Internacionalización de la Empresa y su línea EVATIC, dependientes de la Secretaría de Estado de Comercio del Ministerio de Economía y Competitividad, son un instrumento excelente para la financiación de proyectos de cierta complejidad y que se encuadren en mercados clave para la economía española y con un marcado efecto arrastre exportador.
Como se ve en este artículo, son varias las ayudas que los pequeños empresarios pueden solicitar para dar luz verde a sus proyectos internacionales, en un afán por mejorar la situación empresarial española y proyectar su salto hacia el extranjero como medio de mejora del tejido empresarial local y búsqueda de un merecido hueco en el panorama de los negocios internacionales actuales.