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Si desear diferenciarte por es un auditor reconocido; debes desarrollar ciertas habilidades y capacidades que te permitan trabajar en equipo.

La función de la auditoría interna en España cumple cuatro décadas, consolidándose como una parte cada vez más estratégica en los sistemas de gobierno corporativo, aportando "credibilidad y confianza". En un entorno de mercado que presenta desafíos y retos crecientes, la profesión ha asumido amplias competencias y nuevas responsabilidades en la alta dirección, desempeñando un papel fundamental como garante de una gestión adecuada de los diversos riesgos que enfrentan las empresas.

Durante el evento "Pasado, presente y futuro de la auditoría interna", organizado por elEconomista junto a KPMG, expertos de destacadas instituciones financieras y empresas españolas destacaron los impulsores que han propiciado el progreso de la profesión en las últimas décadas. Al mismo tiempo, se resaltó la importancia del papel desempeñado por el Instituto de Auditores Internos en el desarrollo del sector y el crecimiento profesional de sus cerca de 4.000 miembros.

En el debate participaron Rosa Sánchez Bravo, Directora de Auditoría Interna de Enagás; Nuria Lázaro Rubio, Directora General Adjunta y Directora de Auditoría en Banco Sabadell; Juan Francisco Gallego Arrechea, Chief Audit Officer en Telefónica; Gabriela González-Valdés Contreras, Directora General del Instituto de Auditores Internos de España, el experto Isidoro Mansilla y Rafael Tejedor, Socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España.

Aunque podamos percibir a nuestro país como dominado por pequeñas y medianas empresas, Rafael Tejedor señaló que las empresas cotizadas en España ya generan una facturación anual de 400.000 millones de euros, lo que representa casi la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Las nuevas responsabilidades de los órganos de gobierno y su transformación han planteado a los reguladores la disyuntiva de limitar la autonomía de las empresas o hacer que las administraciones sean responsables de sus acciones. En este contexto, las normativas de buen gobierno han proliferado a nivel mundial.

Las capacidades presentes en la auditoría interna, como diversos perfiles, nuevas tecnologías y normativas, permitirán que sus profesionales aborden los cambios normativos y los considerables desafíos que se avecinan. Estos desafíos incluyen la gestión de la tecnología y del talento, factores ESG, ciberseguridad e Inteligencia Artificial (IA), desempeñando un papel cada vez más crucial en el mantenimiento del equilibrio de poder dentro de las organizaciones y empresas.

El Instituto de Auditores Internos de España (IAI) ha sido un impulsor de esta función estratégica y del buen gobierno en España durante 40 años. En este contexto, el mensaje del foro fue unánime: la institución celebra su aniversario como un referente "indispensable". Gabriela González-Valdés Contreras, Directora General del Instituto de Auditores Internos de España, explicó que el auditor interno desempeña un papel clave en la generación y desarrollo de la confianza empresarial, un factor crucial para el éxito y crecimiento de las compañías. Además, contribuyen a garantizar que la gestión de riesgos se lleve a cabo dentro del marco establecido por los órganos de administración y gobierno de las sociedades, actuando como contrapeso. Este equilibrio, siempre relevante, es otra de las claves del buen gobierno.

"Ha sido un periodo de décadas marcado por cambios significativos. Sin embargo, si tuviera que destacar uno en particular, en un entorno donde el valor de las empresas en bolsa se ha desvinculado de su valor en libros, y donde entran en juego otros indicadores clave de rendimiento (KPIs) o atributos, sin duda sería la confianza. El actor principal en la preservación de esa confianza y valor es el auditor interno", confirmó el Socio responsable de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG en España. "Las empresas avanzan solo si generan confianza, y esta necesidad ha impulsado la evolución del auditor interno y el desarrollo de esta función estratégica en las últimas décadas".

Esta perspectiva fue compartida por el experto Isidoro Mansilla, quien destacó los esfuerzos realizados por la función de auditoría interna para crear y salvaguardar el valor de las organizaciones, comprendiendo mejor los principios de la gestión de riesgos e incorporándolos en la práctica para generar considerables beneficios. "A lo largo de las últimas décadas, hemos observado la capacidad de la profesión para reinventarse y adaptarse a los constantes cambios experimentados por las organizaciones en áreas como el gobierno corporativo, la gestión de la tecnología, la sofisticación de los mercados e incluso a nivel social", añadió.

El auditor interno es asesor de confianza, "los ojos y manos del consejero dentro de la compañía"

Las empresas españolas han experimentado una transformación sin precedentes, con un desarrollo inédito en el mercado. Sin embargo, surge la pregunta sobre cómo han evolucionado los riesgos y los sistemas de gobierno en un entorno en el que la vida media de las empresas se ha reducido. "El 50% de las empresas que cotizaban en el Ibex 35 en 1990 ya no existen, y solo el 20% continúan formando parte del selectivo español. El cambio más significativo radica en cómo se ha desvinculado la cotización respecto a sus activos tangibles o su valor en libros, destacando KPIs como la marca, la reputación y el valor de la confianza. La realidad es que si la empresa aumenta estos aspectos, tiene éxito, pero si los pierde, está en peligro", advirtió Tejedor.

En paralelo a esta disrupción del mercado, la función de auditoría interna ha evolucionado hacia un papel crítico y estratégico, cada vez más valioso como garante de la sostenibilidad del proyecto empresarial y como un aliado clave y de confianza para los órganos de gobierno. Su enfoque centrado en la visión estratégica y la prevención permite comprender y prevenir los riesgos del entorno actual, aspectos prioritarios para abordar las nuevas necesidades de las empresas. "Las compañías han crecido, han atraído capital, han adoptado nuevas tecnologías y, en todo este proceso, la figura del auditor interno ha estado presente, acompañándolas y adaptándose a las nuevas situaciones y riesgos, trabajando estrechamente con los órganos de gobierno, aportando tranquilidad y contribuyendo con su labor a generar confianza", destacó Lázaro Rubio.