El generar sostenibilidad mediante el desarrollo de vehículos con tecnología limpia se presentan como una de las mejores soluciones para reducir la contaminación que genera el transporte en las zonas urbanas. Las barreras para su implantación, y el hecho de conseguir una aceptación más amplia de este vehículo eléctrico, parece que son mucho más fáciles de superar que las del coche eléctrico.
La razón proviene de la conciencia humana a la necesidad de reducir la huella contaminante en el medio ambiente, las compañías de automoción avanzan a pasos agigantados para lanzar sus primeras líneas de motos eléctricas. Las motos eléctricas son ya las fuertes rivales de las motos tradicionales de combustión interna, a las que ya se asimilan en prestaciones como la velocidad, la aceleración y una mejor eficiencia. Poco a poco su expansión va ganando terreno en el mercado: a medida que los fabricantes toman conciencia sobre la necesidad del transporte limpio, la innovación tecnológica aumenta y por eso sus ventajas superan ya sus temidos inconvenientes.
Se trata de una posibilidad en la que se viene trabajando desde hace ya bastante tiempo pero que ahora comienza a dar sus primeros frutos en forma de modelos muy atractivos. Con la vista fijada en el futuro, pero sin renunciar al diseño, lo eléctrico gana terreno.
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La aspiración por la cual se pretende inmiscuirse en el mercado es por medio de la calidad en precios generando una mayor facilidad de alcance de dichos medios de transporte con el fin de minimizar costos por medio de la deducción del 25 por ciento en el impuesto de matriculación, suponen menos costes de mantenimiento, y, sobre todo, con 30 céntimos se hacen 100 kilómetros, frente a los 3,50 euros de las de gasolina.
En cualquier caso, uno de los ámbitos donde se observa un mayor interés en desarrollar soluciones híbridas o eléctricas es el de las scooter. Por sus características, este tipo de moto no requiere de una gran potencia ni de un aspecto aerodinámico muy marcado.
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