Los cambios producidos en el planeta durante la segunda mitad del pasado siglo ha potenciado el valor del conocimiento, ubicándolo a la vanguardia de los componentes que constituyen el capital de los países.
La internacionalización de la educación superior ha experimentado últimamente una ampliación en su dimensión que motiva profundos debates, siempre presentes e indispensables para la toma de decisiones en materia de política educativa en los países del mundo.
Es incuestionable la importancia de la educación como elemento estratégico para la construcción del futuro de las sociedades. Los acelerados cambios sociales, políticos, económicos y culturales, la competitividad instalada en el mundo, los avances científico-tecnológicos, las nuevas tecnologías de la información y comunicación (NTICs) imponen a las casas de altos estudios una permanente revisión y adecuación de sus acciones, misión y visión, frente a un escenario mundial en continua transformación. Si bien las NTICs han ampliado el espectro de la difusión, no es menos cierto que la facilidad de empleo entraña riesgos si son aprovechadas para producir efectos no deseables sobre la sociedad.
La educación a distancia es una poderosa herramienta en esta dirección. Las innovadoras tecnologías de la información han conducido en el espacio educativo a la adopción de nuevos mecanismos en la transmisión del conocimiento complementarios o alternativos de las prácticas tradicionales como es el aprendizaje abierto y a distancia que apunta a posibilitar un mayor acceso a la educación y a la formación del individuo. Desempeña un rol decisivo en la creación de una sociedad global que se cimenta en el conocimiento. Estos métodos de formación son considerados por muchos países como estrategias fundamentales, no solamente para expandir el acceso a la educación y elevar el nivel educativo sino tambien para mejorar la relación costo-beneficio.
Sin embargo, el mayor de los desafíos proviene del proceso de globalización, por numerosos ribetes de imprevisibilidad. En el presente periodo de crecimiento sin precedentes de la educación a distancia y el aprendizaje electrónico, las fronteras geográficas parecerían tener escasa trascendencia. Con todo, las fronteras adquieren mayor importancia cuando la atención se concentra en la responsabilidad reguladora, especialmente en lo que respecta a la calidad, el acceso y la financiación. En consecuencia, aunque se da un pleno reconocimiento a la existencia e importancia de la educación sin fronteras, la noción de la educación que se imparte a través de fronteras jurisdiccionales nacionales es fundamental en el presente.
Es muy recomendable que las universidades respondan eficientemente a las necesidades sociales en cada país. La sociedad del conocimiento y la innovación como sinónimo de competitividad, imponen obligaciones de “alto calado” a las universidades. España ha pasado a ser un caso de interés en función de la rápida internacionalización y éxito de muchas de sus empresas en el exterior. Cabe preguntarse si las universidades españolas están respondiendo en la misma medida a estos retos derivados de la internacionalización y la globalización. El caso de España puede ser de interés a otros tantos países europeos o de América Latina.
La proyección internacional de empresas como Zara (Inditex), Telefónica o Santander va acompañada de una expansión global de otras muchas empresas en sectores muy diversos. La inversión española no sólo se orienta hacia el mercado de América Latina. Por ejemplo en 2006 el Reino Unido absorbió un 56% del total de la inversión exterior española. Le siguieron EEUU (10,5%) y el sudeste asiático. Ese año América Latina apenas representó sólo el 4% del montante total inversor.
Aun así la globalización de las empresas españolas tiene asignaturas pendientes según algunos expertos derivadas de su escasa presencia en países como China, India, Rusia, mercados emergentes muy dinámicos en los últimos años y con unas expectativas de crecimiento futuro muy elevadas.
Lo anteriormente descrito nos debe llevar a reflexionar sobre el papel de las universidades en respuesta a las necesidades sociales que lleva consigo este nuevo marco de internacionalización de la empresa española. Sin duda en síntesis podríamos resumir la cuestión señalando que las universidades deben pensar en términos internacionales, fomentar iniciativas y cambios que les permitan responder a las necesidades de las empresas españolas de ámbito internacional.
Pocos son los centros universitarios que brindan ventajas en el ámbito de la internacionalidad, la mayoría de ellos privados, sin duda los aspectos a tener en cuenta para hacer de la internacionalidad una realidad son los siguientes:
1. La competitividad internacional de nuestros titulados. Es la más obvia. la universidad española debe asumir el reto de dotar de los recursos humanos necesarios que puedan competir en términos internacionales. La formación potencial de directivos u otros titulados en las universidades españolas no se sitúa a un rango del “octavo país del mundo”, tal como sucede con la capacidad inversora de la empresa española en el exterior. Al respecto, las direcciones de recientes cambios que se van a introducir pueden ser insuficiente y en algun caso, hasta desalentadores.
2. Fomentar la movilidad interuniversitaria y el intercambio cultural. Y esto no es solo una tarea de las universidades sino que debería ser un componente esencial y de entidad de la política española. La proyección y prestigio de la universidad española debería ser paralela a la lograda por las empresas españolas de referencia en el exterior.
3. Fomentar una investigación más competitiva empresarialmente hablando. La competitividad investigadora se mide en términos de artículos publicados y de sanedrines académicos. Traducida a patentes, transferencia de tecnología, ideas competitivas internacionalmente (emprendedurismo, spinoff, etc.) los resultados son desalentadores. Hace poco escuché al Rector del Tecnológico de Monterrey una frase referida a México y que igualmente podríamos aplicarla a España: “de nada sirve presentar un paper en Australia si no tiene un impacto en el desarrollo del país”.
4. Abrir puentes a nuevos mercados. Las universidades deberían fomentar iniciativas valiosas y útiles para las empressas en su empeño a la hora de afrontar su internacionalización en mercados de más difícil acceso (por ejemplo: China, India y Rusia). Cuestiones de idiomas, institutos interuniversitarios de tecnología, negocios, etc.
5. Uso activo de las Nuevas Tecnologías en la creación de redes universitarias de ámbito internacional.
