En este post te hablamos de unos conceptos que suenan mucho en el mundo laboral: las "habilidades blandas" y las "habilidades duras". ¿Qué son y por qué las empresas las tienen tan en cuenta a la hora de seleccionar nuevo personal?

Tanto si te encuentras en búsqueda activa de empleo como si no, es probable que te hayas topado alguna vez con las palabras «habilidades blandas» o «habilidades duras». Quizá más conocidas con sus términos en inglés: soft skills y hard skills. En el contexto laboral actual, son dos conceptos que suenan con fuerza, y a los que todo departamento de recursos humanos le da gran importancia a la hora de seleccionar nuevo personal.

Todos contamos con esta clase de habilidades. ¿Pero qué son? ¿A qué hacen referencia? Te lo contamos.

Las «habilidades blandas» o soft skills

Las «habilidades blandas» tienen mucho que ver con nuestra inteligencia emocional, nuestras aptitudes interpersonales y sociales. Es decir: no son características tangibles, no es nuestro título universitario, ni nuestro conocimiento para manejar determinado programa informático. No: las soft skills son aquellas relacionadas con nuestra creatividad, nuestra capacidad de comunicación, con el trabajo en equipo, con la adaptación, la gestión del tiempo… Es decir: las «habilidades blandas» están relacionadas con nuestro manejo de la vida laboral, con nuestra actitud ante el trabajo.

Evidentemente, cada trabajador sabe cuáles son sus fortalezas y debilidades. No todos somos creativos, ágiles o muy organizados: cada persona tiene unas «habilidades blandas» que debería mencionar o potenciar en su currículum. Podríamos incluso entender estas habilidades como una ventaja competitiva. Y es que tanto soft skills como hard skills se suelen valorar por igual en las empresas. Los reclutadores tienden a comparar a los candidatos en función de una evaluación global de sus conocimientos y habilidades personales y profesionales.

Las «habilidades blandas» son algo más difíciles de encontrar, ningún empleado tendrá un papel que acredite, por ejemplo, lo bien que trabaja en equipo o lo creativo que es. Pero son importantísimas para el mundo empresarial: de hecho, el 92% de los reclutadores cree que las soft skills son la clave a la hora de seleccionar a un candidato, como complemento a sus cualificaciones y títulos académicos.

Algunas de las soft skills más demandadas son la empatía, la creatividad, la capacidad de trabajar en equipo, la actitud resolutiva ante problemas, la capacidad de trabajar bajo presión, la escucha activa, etc.

Las «habilidades duras» o hard skills

Por contra, las hard skills constituyen todos aquellos conocimientos que se adquieren mediante formación y experiencia profesional, es decir, se pueden acreditar. El candidato obtiene sus «habilidades duras» en el aula, mediante el estudio o práctica de determinadas funciones. Estas habilidades son concretas, y son las que permiten llevar a cabo un trabajo determinado.

Dicho simple y llanamente: las hard skills son habilidades técnicas, son todos aquellos títulos académicos y certificaciones que posee el candidato: su grado universitario, sus competencias en otros idiomas, sus habilidades para el cálculo, para el diseño gráfico, para el manejo de software, para la programación informática, para la mecanografía… Las «habilidades duras» nos sirven para abrirnos las puertas del mundo laboral, para mostrar cuánto hemos estudiado y qué sabemos hacer.

¿Se pueden mejorar estas competencias?

Todo reclutador que se precie ha de evaluar al completo al candidato que opte al puesto de trabajo. Esto implica tener en cuenta sus conocimientos académicos, sus titulaciones para el puesto al que opte, pero también su desempeño personal. Puede que las soft skills supongan el broche de oro que distinga a unos candidatos de otros, y determine su contratación en una empresa. Es decir: puede haber muchísimos usuarios con los mismos títulos académicos y las mismas capacitaciones profesionales (hard skills), pero es posible que no tantos cuenten con las características interpersonales que la empresa más valore (soft skills).

Las «habilidades blandas» son más difíciles de entrenar. Se puede intentar adoptando una postura reflexiva, analizándonos a nosotros mismos, identificando cómo trabajamos y cómo interactuamos con los demás, aunque es algo más complejo. Las «habilidades blandas» son más intrínsecas a nuestra persona, hablan de quiénes somos más allá de nuestras cualificaciones. Por otro lado, está claro que las hard skills pueden aumentarse y mejorarse. Siempre se puede estudiar más, realizar cursos, formaciones, reinventarse a uno mismo.

Para las empresas, cada vez es más importante tener en cuenta las competencias «blandas» y las «duras» por igual. Ambas son igual de importantes pero, como hemos mencionado ya, las soft skills, para muchos, son las que marcan la diferencia.

¿Y tú? ¿Tienes claro cuáles son tus mejores habilidades y cualificaciones?

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